30/10/11




Viniste descalzo
para no interrumpir el silencio
sin traspasar el umbral
reconociste y recorriste
lo andado y no.

Al marcharte
una estela de huellas
perceptibles solo para el interior
de mis ralas pestañas
me recordaron tu piel muda.

Desnudé entonces mi entrepierna
y como daga
enterré tu imagen escandalosa
aprisionandola minutos eternos.

Te ahogué íntegro
con el río salado
que discurre salvaje
desde mi corazón
y hasta más allá de mi centro.

No hay comentarios: