30/11/12

Cuando te tuve desnuda enfrente de mí, creía que estaba en un sueño. Tus pechos eran preciosos. No eran muy grandes, pero no por ello dejaban de ser hermosos. Sentí la necesidad de abrazarte y de sentirlos presionando mi pecho. Te quedaste entregada en ese momento. Empecé a besarte por todo el cuerpo guiándome por mis instintos pero siempre con la intención de que disfrutaras lo máximo posible.

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