1/4/12

Como casi cada noche,
mi cuerpo está a tu lado
fácil, dulce, callado.

Mi cabeza en tu pecho se arrepiente
con los ojos cerrados
y me miras en lo oscuro
y acaricias mi pelo enamorado.

Esta mortal ternura con que callo
te está abrazando a ti
mientras yo tengo inmóviles los brazos.

Miras mi cuerpo,
los muslos en los que descansa tu cansancio,
mis senos ocultos y apretados
y el bajo y suave respirar de mi vientre
sin tus labios.

Me dices a media voz
cosas que inventas a cada rato
y me pongo de veras triste y sola
y te beso como si fueras tu retrato.

Yo, sin hablar, te miro
y me aprieto a ti y hago mi llanto
sin lágrimas, sin ojos, sin espanto.

Y vuelves a mirarme en la oscuridad,
mientras las cosas se ponen a escuchar
lo que no hablamos.

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